En AEPIRA defendemos tanto nuestros derechos al uso recreativo del agua a como a mantener los ríos vivos, por su propio valor y además como lugar necesario para la práctica de nuestras actividades.

El Gállego en la zona de Murillo y Riglos es uno de los mejores ejemplos de economías locales, sostenibles y no consuntivas basadas en el río que tenemos en la Península. En estos años, cientos de miles -no exageramos- de personas conocen mejor y aprecian más los ríos y sus problemas tras navegar por sus rápidos. Ahora se pone en riesgo por seguir insistiendo en un modelo exógeno, que se lleva el agua y el dinero a otras zonas alejadas del río y solo la ve como una materia prima. Y esto en aras de un supuesto interés público cada vez más discutido, el de los regadíos de zonas áridas, del que se benefician unos pocos próximos a los centros de decisión.

Desde la página en Facebook de AEPIRA dimos visibilidad a la propuesta realizada por la Coordinadora de Biscarrués-Mallos de Riglos solicitando la anulación definitiva del proyecto del pantano de Biscarrués en el río Gálllego, que podéis ver en este enlace.