Con excusa de la proyección de la película «Misión Groenlandia, que se va a presentar en la localidad de Cangas de Onís (Asturias) este próximo jueves, nuestro compañero Mikel Sarasola  ha realizado una entrevista en «La Nueva España» que entre otras cosas da un  repaso a la situación actual de las aguas bravas en esta comunidad.

Es hora de dar un paso al frente y dar voz al problema que sufrimos en esta comunidad, donde inexplicablemente las aguas bravas están prohibidas por ley.

Aún queda demasiado que hacer, pero no podemos esperar más.

Gracias Mikel por tu implicación.

Transcribo la entrevista para que se pueda leer mejor, la tenéis también en https://www.facebook.com/mikelsarasola/posts/10156455957567757

LNE – Mikel Sarasola proyectará este jueves, a las 20.15 horas, en la casa de cultura, dentro del marco de la XXII Semana de Montaña de Cangas de Onís, «Misión Groelandia, Mañana será tarde. Con la meta de transmitir la magia del kayak de aguas bravas.

LNE- ¿De qué versará esa aventura?

Es una película sobre exploración en kayak de aguas bravas. Cuatro kayakistas nos adentramos a ciegas en aguas del que probablemente sea el río más grande que se ha descendido nunca en Groenlandia, guiados solo por nuestra intuición y nuestra experiencia.

LNE- ¿Cómo comenzó tu afición?

Comencé a la edad de 11 años a practicar kayak de aguas bravas, sin tener ni idea de dónde me estaba metiendo. En mi ciudad, San Sebastián, existe un club puntero a nivel nacional que se dedica, sobre todo, a la modalidad de slalom. Ahí di mis primeras paladas y desarrollé mi pasión por este deporte, llegando a ser campeón de España juvenil y miembro del equipo nacional durante varios años.

Llegó un momento en el que sentí que la competición ya no saciaba mis necesidades y decidí tomarme un descanso y probar otras cosas me adentré en ríos de todo el mundo en busca de nuevas aventuras.

LNE- ¿Ve posible crear un canal de aguas bravas en esta comunidad autónoma?

En Asturias este deporte está aún en otra fase. Aunque sí se impulsan las disciplinas de competición de aguas tranquilas, inexplicablemente las aguas bravas están aún mal vistas e incluso prohibidas en el principado, a pesar de que sus ríos son privilegiados para la práctica de nuestra disciplina.

Se ha demostrado que el kayak no altera en nada la vida de los ríos, casi todos los tramos navegables están prohibidos descender y solo unos pocos regulados por horario y días, algo arcaico en los tiempos que corren y que no vemos en ningún lugar del mundo más que aquí.

Hace pensar que a los pescadores les molesta tenernos merodeando en «sus» ríos, a pesar de que ambos deportes pueden convivir perfectamente. Ellos parecen haber ganado esa batalla.

LNE- ¿Has participado en alguna de las ediciones del Descenso Internacional del Sella, quizás la más emblemática prueba de ríos?

Me parece espectacular la que montáis en el Sella, y me encanta ver cómo el kayak es motor económico en la zona. Pero la verdad es que nunca me han llamado la atención las carreras de aguas tranquilas, y el Sella, que en su parte alta me parece impresionante, he de admitir que la parte comercial nunca me ha atraído tanto, en parte por la saturación y también porque, por lo general, prefiero el agua con más movimiento.

Yo practico este deporte por disfrutar de los ríos y de la naturaleza que los rodea, intentando no alterar el entorno y dejar el menor impacto posible.
Me parece que en el Sella todo va por otro derrotero y no casa mucho con mi manera de entender este deporte.

Entiendo que se explote el río y es bueno que la gente disfrute del kayak, que es una actividad muy saludable, pero me da pena que ahí donde está el negocio sí esté permitido remar y se permita machacar el río de esta forma, y en cambio los que quieren disfrutar de otras zonas de otra manera se expongan a salir con una multa bajo el brazo.

LNE- ¿Qué debería hacerse respecto a las prohibiciones?

Las autoridades competentes deberían escuchar a los expertos en la materia y no dejarse llevar por el desconocimiento. No conozco deporte más respetuoso con el entorno que el nuestro, y la kayakera es una comunidad muy concienciada. Nosotros que somos los que más disfrutamos de los ríos, somos, sin duda, los que más los cuidamos.

Asturias es una privilegiada por los ríos que tiene, pero no disfruta de ellos. Creo que ya va siendo hora de que esto cambie, ya que como en otros lugares las actividades en torno al río pueden traer riqueza y pueden incluso ser un impulsor de la economía, siempre que se haga de una manera sostenible y responsable.

Las partes altas del Cares o el Sella, por ejemplo, son tan atractivas para los kayakistas como lo es el Picu para los escaladores. ¿Por qué entonces prohibir disfrutar de ellos?

Asturias tiene potencial para llegar a ser referencia para kayakistas del mundo entero, atrayendo gente apasionada de la naturaleza y la aventura que ahora no viene porque no quiere pasarse el día escondiéndose de la policía y por miedo a irse de vuelta a casa con una multa.